¡Abundancia y Dinero!

La energía monetaria, el dinero, está en resonancia con la vida. Podemos ver este fenómeno claramente en las Constelaciones.

El estar en resonancia significa que dos energías de la misma frecuencia se sintonizan una con la otra. Una vez sintonizadas se atraen y conectan.

Por tanto, cuando sintonizamos con la Vida y su fuerza nos sentimos prósperos y fuertes y podemos atraer la prosperidad y la abundancia.

La abundancia no significa tener dinero. Una vida abundante no necesariamente es una vida de riquezas materiales.

Abundancia significa tener y estar, sentirse en plenitud en nuestras vidas.

Aunque es necesario tener suficiente para no existir preocupaciones con la supervivencia material, una vida abundante se caracteriza por tener las necesidades satisfechas. Todos tienen esa experiencia en nuestras memorias. Así fue en el útero materno y con el seno de nuestra madre.

Si pudiéramos mantener esa memoria y el sentido de la abundancia de la vida en nuestras vidas como inscripción y creencia, resonar abundancia y por consiguiente, nuestra vida material vendría a ser satisfactoria.

 

Pero ¿cómo atraer esa plenitud en nuestras vidas?

¿Qué es lo que reinscribía para sintonizar la abundancia en nuestras vidas y junto a ella, la energía monetaria que se necesita?

¿Cuál es la solución que Bert Hellinger nos señala?

Se trata de tomar a la madre, él nos enseña.

 

¿Qué significa?

Tomar a la madre, no es una simple proposición mental o gesto ritual.

Tomar a la madre es una jornada interior profunda, dado que se trata de nuestra primera y vital relación.

Es la relación donde todo empezó la relación de la que recibimos la vida literalmente. Es la relación a través de la cual garantizamos nuestras vidas en los primordios de la existencia.

Tomar a la madre y la vida es actos interconectados. Uno implica en el otro.

Y abundancia y el dinero responden a ese «tomar».

 

¿De qué depende tomar la vida, tomar a la madre?

  1. Liberar de creencias limitantes sobre la vida, que nos empobrecen.
  2. Abrir la mano de nuestras aspiraciones de perfección.
  3. Aceptar a la humanidad de la mujer que nos ha engendrado.
  4. Reconectar con el sentimiento de recibir la abundancia y el cuidado materno, es decir reconectar con el amor posible con nuestra madre.
  5. Recibir por sentirnos pequeños el don de la vida.
  6. Sentir gratitud real en el corazón por todo lo que recibimos de ella.

 

¿Cómo lo hacemos?

Atravesando esa jornada con instrumentos, ejercicios sistémicos y la meditación, que nos permitan cambiar nuestras elecciones de rupturas con nuestro vínculo a la vida y con la generadora de nuestra vida.

Paulatinamente, y ejerciendo verdadera gratitud, nuestra frecuencia vibratoria se altera, y por resonancia atrae todo lo que sea necesario.

El universo y la vida responden con su SIM a nuestro foco. Donde esté nuestra conciencia formateamos nuestra vida.

Tenemos que nacer el derecho a una vida abundante y próspera. Tomamos lo que nos es de derecho. ¡Ya se ha dado!

 

Graciela Rozenthal