El Curador Desafiado

Bert Hellinger, el creador y padre de las Constelaciones Familiares, nos presenta en el desarrollo de su vasta Obra con lo que él llama: las Órdenes de la Ayuda.

Entre todos los conceptos de su obra, es éste quizás el que más nos orienta éticamente en la profesión de ayudar, y específicamente en la curación, cuando alguien nos demanda ayuda a encontrar los caminos de la cura dentro de sí.

Siempre se trata de un gran desafío de humildad para nuestros Egos de ayudantes, pues nuestra tendencia a arrogarse el papel de salvadores es inmediata.

El camino para ayudar a alguien que está entre la vida y la muerte, requiere de quien ayuda, nos guía Bert, una actitud de respeto y reverencia ante el destino del otro y una profunda sintonía con fuerzas mayores.

En la distorsión del papel de «salvador» en un sanador, donde su Ego se arraca, mora el mayor de los peligros, la arrogancia de estar por encima de las leyes universales, en una superioridad abusiva, que es síntoma de un orgullo desmedido y creado, la mayoría de las veces por una autodesvalorización.

Por eso, para que nuestra ayuda sea segura y confiable, el «curador» necesita como requisito sine qua non someterse a una transformación profunda en sí mismo.

Sin ese trabajo de autocuro será difícil el respeto en lo que es necesario, posible y benevolente para con el otro.

La profesión de ayuda requiere un centro interno conquistado a través de esa transformación profunda, un desapego de los deseos y necesidades infantiles en la relación con los demás y una aceptación por la dualidad (luz y sombras), que como seres humanos manifestamos. Ver en nosotros la dualidad, tomar conciencia de ella, disminuyen la fuerza de esa negatividad (el mal) a la mitad.

Si ni siquiera tomamos conciencia del mal dentro de nosotros para transformar, nos toma. Y por consiguiente ejerce sus efectos sobre aquellos que nos buscan.

En el Entrenamiento de Sistêmica do Coração se busca en una primera fase hacer un proceso intensivo de transformación, antes de trabajar y ejercitar con las técnicas de curación. Este procedimiento mejora y llama a la auto-responsabilidad de la autocuración del ayudante.

En nuestro actual nivel de Conciencia Planetaria, digamos inconsciencia, estamos muy vulnerables ante nuestras sombras todavía.

Un posible resguardo es poder reconocer el mal perpetuado en nosotros y recreado en nuestra biografía y en nuestros sistemas de origen y nuestras producciones de ayuda.

Las personas que nos buscan, nos desafían a reflejar lo que necesitamos transformar.

No pretendo con esta reflexión, moralizar, sino entender sin juicios y con intensa aceptación la propuesta Ética que la profesión de curación condice, seamos psicoterapeutas, consteladores, terapeutas corporales y o energéticos, orientadores, curadores, médiums, practicantes de técnicas de curación, etcétera Nuestra primera y primaria cura es con nosotros mismos! Y todo comienza en un SIM de la forma que soy hoy, con mi dualidad. El comienzo en esa aceptación de mí, del auto-amor, es la base sólida para amar y respetar al otro en su diferencia.

Frases como: «AMA EL PRÓXIMO COMO A TI! YO y el OTRO SOMOS UNO. «, Orientan la acción del sanador, cuando ésta lleva la armonía y la paz de todos los implicados.

Ante las experiencias que estamos viviendo, abrazamos los caminos por los que la verdad se revela en los actos de nuestros trabajos, en cada éxito y fracaso aprendemos a dar un paso más hacia la perfección anhelada, desde nuestra humilde imperfección reconocida.

 

Graciela Rozenthal