¡El movimiento superficial no permite el movimiento del alma!

Común en nuestra sociedad tan dedicada al hacer, a los actos manifiestos, a ser proactivos, confundimos el movimiento de la vida con los movimientos superficiales de nuestro ego ilusorio.

Caminamos por la vida como robotizados con la prisa del hacer. ¿Qué animales corriendo detrás de la cola, confundimos que nos estamos moviendo, viviendo nuestras experiencias alienantes, haciendo … haciendo … sin parar. ¿Para donde vamos? ¿De qué corre? ¿Qué queremos probar? y a quién?

Cuando necesitamos dar una parada, porque la Vida se encarga de hacernos parar algún día, nos encontramos con una depresión o con la enfermedad que nos coloca el límite. En ese momento, sentimos que perdimos un tiempo precioso, de que? De sólo SER lo que necesitamos Ser.

Nos encontramos que perdemos la capacidad de asombro que teníamos de niño, de sentir, de vaciar de todos los pensamientos, imágenes y conceptos para contactar algo en su realidad más profunda. Si no hacemos ese silencio interno es muy difícil entrar en contacto que dentro de nosotros algo se mueve y crea un movimiento interno. Este movimiento cuando se contacta tiene el efecto de calmarnos. Se trata del movimiento de nuestra alma, como una realidad más profunda y que trae a la luz nuestro SER.

Lamentable es la situación que nuestro Ego ilusorio, como una segunda naturaleza dentro de nosotros, creó con sus interminables conceptos sobre la realidad que nos distancian de nuestro ser, de la percepción de la verdadera realización. Y así, damos vueltas ansiosas y deprimidas, con nuestra alma contraída.

¡Vamos viviendo, relacionándonos con nosotros, con los demás y con la naturaleza, sin entrar en contacto con lo esencial! Ante la naturaleza, por ejemplo: una flor … ya no más sentimos su perfume, su apertura de alas pétalos, su vibración, su color. Sólo vemos la utilidad de la flor, sin percibir verdaderamente la esencia de la flor.

¿Y hacia dónde va el movimiento de nuestra Alma, cuál es su destino? La vida. ¿Y hacia dónde se encamina? Para incluir más y más, abarcar, expandir, reconocerse en el Todo del Ser.
Este movimiento, repitiendo la Bert Hellinger, es lento, profundo y provoca PAZ y realización interior.

Nuestras almas contraídas dentro de un ego defendido e ilusorio, impedidas de hacer el movimiento de la vida se deprimen, literalmente, por permanecer presas y estáticas. Y ese movimiento impedido, se manifiesta en la superficie como un movimiento caricato, ansioso y que no lleva a ningún lugar. Sólo a correr detrás de la cola. Es tan simple, es sólo ir, que la cola viene atrás.

Ejemplos mil tienen en el cotidiano de nuestras vidas en relación a esos dos movimientos. Sirve como inspiración una película que habla de ese despertar en un hombre, de una vida en la superficie del Ego a una vida real: Siete años en el Tíbet.

 

Graciela Rozenthal