Movimientos Interrumpidos del Flujo del Amor entre Padres e Hijos

El concepto de «movimiento interrumpido» se utiliza para describir la cuestión más recurrente que se nos presenta en las Constelaciones: la interrupción del flujo del Amor entre padres e hijos.

Esto significa la reducción de vivir, de estar presente en la conexión con los demás, en los vínculos afectivos y en nuestro poder personal.

Cuando aparecen signos de «movimiento interrumpido», las relaciones son el teatro de su expresión principal.

El corte se establece cuando los sentimientos primarios del niño (impulsos emocionales primarios hacia los padres) encuentran indiferencia, ausencia, desprecio o agresión. El dolor en ese momento temprano en la vida, no puede ser absorbido y metabolizado por la psique infantil, entonces entonces cede y pierde contacto con su capacidad innata de SER.

El corte interno está con su verdadero uno mismo. Se trata del trauma más común. Y con ellos caminamos por la vida, sin realizar en las áreas que nuestros traumas del pasado nos invalidan a quedar atrapados en patrones de repetición de nuestros dolores. Nosotros los llevamos a todas nuestras relaciones y buscamos en lugar y tiempo equivocado, lo que no tomamos de nuestros padres. Un afecto no sustituye a otro en nuestro corazón.

En las alianzas, la relación entre adultos está fundada en la igualdad de intercambio equilibrado y sexualidad. Hace que las personas necesiten abandonar la infancia y la posición de dependencia. Cuando no se tomó de los padres, grandes en el orden de jerarquía, y se espera tomar de aquel que es nuestro equivalente, el compañero (a). Él o ella no podrá dar lo que tiene para dar, pues a pesar de dar todo y amar plenamente, es nuestro compañero, necesita caminar y estar junto a nosotros. No encontraremos lo que buscamos, la realización insatisfecha.

Esta condición psíquica nos incapacita para realizarnos en alianzas, como adultos enteros e incompletos que buscan unirse por la fuerza amorosa a otro adulto entero en sí más incompleto. No superar esas expectativas ilusorias de nuestra infancia es la causa de la mayor parte de las separaciones de parejas.

El problema es agravado cuando se espera de los hijos una inversión jerárquica en la expectativa que esos hijos cubran las carencias afectivas. Se produce chantaje emocional. De una manera especial se tiene a las expectativas que esos hijos llenan el vacío. Puede suceder que algunos de esos hijos sacrifiquen sus vidas por amor ciego, y se enmarañen con intensidad y no podrán cumplir sus destinos. Otros hijos, la presión de la autonomía los empuja tanto que huyen en la intranquilidad de una autonomía forzada, y están obligados a no tomar partiendo en la vida con una sobrecarga y sin estar suficientemente nutridos para su Camino.

¿Qué puede ayudar?

Ayuda a través de un deseo verdadero de ser libre y feliz, con coraje, tomar a nuestros padres tal cual son y comprometerse a la rendición de aceptar y superar el desamor recibido, los daños físicos y psicológicos.

Ayuda a asumir el sufrimiento, saliendo del quejido, y convirtiendo en personas reales creadoras de nuestro destino en concordancia con el destino que recibimos. La única medicina es la inclusión y apertura del corazón, de manera que el pasado que atadura, quede en el pasado y sea trascendido.

Ayuda a trabajar sistémicamente, por ejemplo, en el Encuentro Temático: El Arte de Relacionarse.

 

Graciela Rozenthal