Meditación para el Planeta

1. Armonizar: conectando con el magma de la Tierra, conectando con las vibraciones del cielo. Sintiendo que el corazón se expande con cada respiración y trayendo y conectando en el corazón las 2 fuerzas que nos pertenecen como seres electromagnéticos, seres de luz.

2. Deja que tu corazón expanda sus ondas. Aumenta tu vibración en amor por ti mismo, por cada célula de tu cuerpo, especialmente tus pulmones. Deje que las olas abracen cada célula y sintonice su sistema inmunológico. Vea a los «leucocitos» como soldados de armonía, manteniendo su salud pulsando en su sangre y cuerpo. Agradezca a estos soldados de su sistema inmunitario por su esfuerzo para llevar a cabo su función.

Imprima estas vibraciones armoniosas en todo su cuerpo, en cada rincón de su cuerpo físico y sus cuerpos energéticos.

Respira esa armonía, el amor que trae paz. El amor que mira al virus e incluye en realidad como un mensajero para reconocer.

¿Qué mensaje nos trae?

¿Cuánta falta de armonía manifiestan nuestros pensamientos, emociones y actitudes?

Damos la bienvenida al mensaje con respeto y hablamos internamente, SÍ, por lo que este momento quiere transmitirnos.

SÍ la vida tal como se presenta.

Respiramos al reconocer que estamos donde necesitamos estar, viviendo lo que necesitamos para vivir.

Y ese SÍ nos expande por dentro. Este respeto por el momento en que pasan nos eleva. Eleva nuestra dignidad.

Dejando que las olas se expandan desde nuestro corazón, tocamos este amor a todos los seres que nos rodean, aislados de los seres queridos en el hogar, y también a todos los que nos visitan a través de la conexión de la tecnología.

Nos centramos en una propuesta en las ondas del corazón, la curación y la transformación para cada uno que nos encontramos en el camino. Especialmente aquellos soldados de salud y servicio a nuestras necesidades los tocamos.

Y, profundamente internalizado en nuestro silencio interno, elevamos con las ondas de nuestra vibración, nuestro reconocimiento, gratitud y amor. Expandimos nuestro amor por el vecindario, la ciudad donde vivimos, el país y nuestro planeta con sus reinos … a todos aquellos que en ese momento necesitan apoyo y comodidad.

¡Y nos levantaremos mirando la ciudad, el país y la enorme bola azul, que es Gaia !, ¡nuestra Tierra!

Sentimos el profundo amor por nuestro hogar terrenal desde el espacio. Observamos a muchos otros como nosotros, enfocados en emanar ondas de luz. Se forma un campo de estas emanaciones que cubre la Tierra como una tela o red de luz.

¡Todos nos unimos, vibrando amor, formando un anillo dorado alrededor del planeta, coronando la Tierra! Hacer un gran círculo luminoso …

Es un anillo de alianza de oro con amor incondicional y armonía universal.

Sentimos esta esencia de la creación en cada átomo de nuestro ser y en cada célula de nuestro cuerpo, especialmente en nuestros pulmones.

Respiramos y magnetizamos nuestro ser, dejando este campo creado con esta corona dorada de la alianza con el amor universal que rodea a Gaia. Y estamos regresando lentamente a este continente, país y ciudad, este vecindario, nuestro hogar y dejando esa alta vibración en ese pasaje.

Hecho.

Namaste

 

Graciela Rozenthal